La educación ambiental tiene dos componentes importantes: educar a la niñez, enseñando el concepto de cuidado y protección de los recursos naturales, el desarrollo sostenible y la concienciación en el futuro del planeta; Y reeducar a los adultos, luchar contra los hábitos y la ignorancia frente a los impactos que generamos en nuestro diario vivir, donde se logre un cambio de pensamiento y de acciones culturales y económicas encaminadas a la preservación del planeta.
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